viernes, 26 de septiembre de 2008

Un poco de mi historia

Bueno como ya sabéis, mi historia es algo complicada... Nací, yo creía, del amor de dos personas, me crié hasta los 7 años aproximadamente con mi madre y con mi padre (además de mis dos hermanas). Dos personas que siendo niñas me parecían que se adoraban por sobre todas las cosas. Pero resultó que mi vida ha sido un engaño... pero claro todo eso ya lo sabéis... Así que no os voy a marear con lo de siempre. Hoy quiero hablaros de una cosa muy especial que guardo desde que tenía 6 años.
Pero lo primero que debería contaros es la historia de por que me llaman Akisa, y por que no permito a nadie que me llame Ana. Con 6 años (unos meses antes de que se fuera) me acerqué a él:

- Papi... me quieres?
- Te quiero más que la trucha al trucho - juntando los dedos al igual que hacía mi tita Nuri cuando nos decía lo mucho que nos quería.
- Papi... yo también te quero como la trucho al trucha - y junté los deditos...
- Mi pequeña Akisa... - y se rió mientras me abrazaba fuerte.
- Poque me llamáis Akisa, me llamo Ana...
- Ya lo sé, y Ana es un nombre precioso, un nombre de princesa de cuento, es mi nombre preferido, así se llamaba mi abuela, y me gusta que tú nombre sea ese. Pero eres mi pequeña Akisa, y te voy a decir por que, enana!
- No zoy Enana!! - dije enfadada, y orgullosa de que mi padre le gustara mi nombre y fuera su nombre preferido.
- Cuando tenías poco mas de un año y nos mudamos a esta casa, tú apenas sabías pronunciar la y... hablabas con la a casi todo. Tu madre estaba muy preocupada, pero a mi me hacía mucha gracia. Nunca decías "Sí", cuando querías decir "Si", decías "Sa", y tú hermana y yo nos moríamos de la risa. Un día haciendo un puzzle yo te preguntaba si las piezas iba en un lado o en otro y Lauri las colocaba. Yo te decía "Aki?" y tú decías "Sa". Os dejé jugando a las dos solas y solo oíamos mamá y yo: Aki? sa!... Aki? sa!... Y Lauri empezó a llamarte así y tu a responder por el nombre. Pero para mi siempre serás Ana, mi dulce Ana, mi besucona Ana, mi princesa de la casa Ana... - Sin entender aún mucho de lo que decía mi padre, que a veces nos trataba como si fuéramos adultas, me abracé a él y le llené de besos.
- Papi, pues tú y solo tú me puedes llamar Ana, ale? - el besó la punta de mi nariz y asintió

Por eso no permito que nadie me llame Ana, porque solo mi padre, el que era mi padre antes de que Don Yago de la Cueva se apoderara de su cuerpo, puede hacerlo.
Poco después de esa conversación, papá apereció con tres regalos en casa. Eran tres precisos cajas, una verde, otra morada y otra rosa, con el nombre de cada una de nosotras grabado en letras del mismo color que las cajas pero mas oscuras. Cada una de ellas tenía dentro una foto de mis padres y un pequeño escrito: "Siempre os querremos". Papá nos pidió que la llenáramos de las cosa importantes de nuestra vida, lo que quisiéramos recordar siempre. Lauri corriendo cogió un lazo Rosa de Sofia y uno de muñecos de Hello Kittyy los metió en su caja.

- A mis hermanas nos las quiero olvidar nunca.

En ese momento no entendí nada, pero observé como a mi padre dos lágrimas le salían de sus ojos y daba fuerte la mano a mi madre mientras cogía a Sofía que con apenas tres años no entendía que estaba pasando pero le hacía gracia que su hermana mayor mirase y remirase. Poc después fue cuando una fría mañana al levantarnos la cama de Lauri estaba vacía y mi padre había desaparecido. En ese momento metí al taza del café, la que siempre usaba y aun seguí en casa, en mi caja.
Nunca después de que mi familia se rompiese he dejado que nadie me llame Ana, como ya he dicho antes. Pero cuando conocí a Alex, no se por que desde el primer día dejé que él me llamara Ana. Me sentía la princesa que aquel, día en el que mi padre me explico la procedencia de"Akisa", papá me había hecho sentir. Cuando por fin Alex consiguió llevarme al "altar" bajé la guardia y empecé a permitir al mundo que me llamase Ana, volvía a ser feliz del todo, aunque la ausencia de mi hermana mayor era una espinita, podía mirar a Alex y ver mi felicidad. Pero Alex me engañó, al igual que me engañó mi padre, y el encanto de Ana se rompió de nuevo.
Por eso le he obligado a divorciarse de mi, por que me hizo daño, y no voy a permitir que de nuevo un hombre me mate por dentro. Así que aunque le eche de menos no voy a estar con él... Pero no puedo evitar llamarle para verle, echo en falta sus abrazos. Días como hoy en el que me siento en el despacho, miro a ese sillón rojo y siento su vacía tanto. Ese sofá que ha custodiado todas las mañanas durante estos meses y que ahora está vacío sin su esencia.

Y cuando las cosas se calman, consigo el divorcio e intento volver a empezar, Don Yago de la Cueva vuelve con sus mentiras. Lo único bueno que ha traído esta nueva mentira es a Maripaz... mi nueva prima. Pobrecita creo que no le hemos echo excesivo caso, pero eso va a cambiar necesito conocerla y que me hable de mi padre, del que está debajo de la pose de Don Yago de la Cueva.

Antes de despedirme: VOY A SER TÍA!! Así que soy feliz, Laura será una madre genial, lo sé, la conozco! Y Gonzalo... bueno Gonzalo lo asumirá, pero creo que debería ver como está, en el fondo, y sin sus rizos, me da mucha pena.

1 comentario:

NuriaR84 dijo...

¡Qué mona Laura de niña que metía cosas de sus hermanas en la cajita que le había dado Yago! ¿Después se llevaría esa caja con ella cuando Yago se la llevó?

Habrá que hacer más caso a Maripaz, ¿no?, ¡pobre prima! De momento parece que ya se siente un pelín más integrada, ¡y ya tiene una corbata de Tous!

¡Yo también estoy emocionada con el bebé de Laura! Seguro que será una excelente mami. Gonzalo... Yo lo he visto un poco mal hoy, sip... Te lo digo yo que siempre se pasa por cafetería y hoy nada, me temo se haya enfadado conmigo por no contarle toda la verdad sobre el embarazo, sniff...

¡Besos!

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